TRADICIONES POPULARES DE NOCHEBUENA EN GUATEMALA





Celso A. Lara Figueroa 


Universidad de San Carlos de Guatemala 


Pocos ciclos de fiestas generan en Guatemala tal profusión de tradiciones populares como son la Nochebuena y la Semana Santa. Podría afirmarse que los días de Guatemala están iluminados por el olor a flor de corozo en Semana Santa y culminan con olor a manzanilla y barro recién pintado en Nochebuena y Navidad. 


Las riquísimas tradiciones guatemaltecas ligadas al Nacimiento de Cristo son múltiples. Empezaremos, pues, con una de las más bellas, la elaboración de los nacimientos. 





I. Los nacimientos 


Los siguientes apuntes constituyen una modesta introducción al conocimiento de uno de los más interesantes aspectos de la cultura navideña guatemalteca como son los nacimientos -tradición introducida en el Nuevo Mundo por los españoles en el Siglo XVI-, y enriquecida por las reinterpretaciones regionales, que constituyen la nota caracterí­stica de los nacimientos en general. Su presencia la encontramos en diferentes regiones de Europa, especialmente en Italia, sur de Alemania y Francia, España, Portugal y en Latinoamérica, en donde se les llama: nacimientos, belenes, pesebres, según el área sociogeográfica. Nos limitaremos a intentar una clasificación de los tipos fundamentales de nacimientos actualmente existentes en la Nueva Guatemala de la Asunción. Para ello nos hemos basado en la observación de nacimientos localizados en diferentes barrios de la ciudad. 






Nacimiento Popular 


Sus características son: representación no realista, particularmente no observa proporciones; escenografía de inspiración regional o local; a excepción de las imágenes que integran el misterio litúrgico, sus personajes y las escenas son representación de la vida cotidiana, particularmente no urbana; uso de ornamentos locales como por ejemplo: productos de artesaní­a popular artí­stica de Nochebuena y plantas regionales o frutas decorativas de la región: hoja de pacaya, “pie de gallo”, musgos, manzanilla, mandarina, melones, piñuelas, cacao, cidra, chichimecas, y otras. El cielo se representa con nubes de tarlatana y papel de china de colores, profusión de bombas que cuelgan de bricho y litografí­as de querubines y ángeles que asoman entre las nubes. Su criterio es histórico. 


Como ejemplos podemos mencionar los viejos barrios de La Parroquia; La Candelaria; La Ermita; La Recolección; y nuevos barrios populares de la periferia de la urbe. 






Nacimientos artísticos de inspiración bíblica 


La representación es realista; observancia de principios de arte académico; su escenografí­a y representación de personajes son de inspiración bí­blica con uso de figuras de imaginerí­a no popular, particularmente uso de pastores importados de Europa o de fabricación industrial de modelos extranjeros; ausencia de ornamentos del nacimiento popular y su criterio es histórico. Es posible admirarlos en casas de los barrios de Santa Catalina, La Recolección y nuevos como el Barrio Moderno. 


Nacimientos artí­sticos de inspiración regional 


Posee criterio histórico; su representación es realista; observa principios de arte académico; su escenografí­a y representación de personajes son de inspiración local rural, a excepción de la representación del Misterio; usan pastores fabricados por artistas populares a encargo especial de los autores del nacimiento de acuerdo con las escenas identificables que van a reproducir; y hay una relativa ausencia de ornamentos del nacimiento popular. Por ejemplo, el del licenciado Ricardo Alvarado Sandoval del barrio de Santa Catarina. A continuación, describiremos los aspectos más caracterí­sticos de los diferentes tipos de nacimiento en consideración tomando como referencia los ejemplos arriba mencionados. 





El tamaño del nacimiento popular -aunque en el primer tercio del siglo XX ocupaba espacios considerables-, en la actualidad ocupa un área de tres por dos metros cuadrados aproximadamente, y así­ se considera monumental. Generalmente se construyen de menores proporciones, de acuerdo con los lí­mites de espacio, particularmente las familias de escasos recursos construyen nacimientos muy reducidos, generalmente sobre una pequeña mesa de sesenta por cuarenta centí­metros cuadrados aproximadamente. Se elaboran sobre cajones y mesas o plataformas que permitan clavar objetos. Generalmente se da a la estructura una altura aproximada de sesenta por ochenta centí­metros. No obstante, en algunos casos se construye a la altura del piso. Con papel grueso y/o “embreyados” (lona encolada), corrugados y cubiertos de musgo, aserrí­n de colores, plantas y flores naturales y artificiales se forma la topografí­a de paisajes que será el escenario de escenas de la vida cotidiana rural haciendo uso de la producción del arte y artesaní­a tradicional navideña: pastores de barro, tela y algodón, madera, etc. 


Como fondo se colocan los excepcionales “paisajes” que reproducen escenas del campo local y algunas veces reproducen también de los lugares y personajes litúrgicos. Es frecuente la aparición de los Reyes Magos junto a las pirámides de Egipto. Generalmente la producción de los artistas populares está inspirada en paisajes regionales. Se observan “rosarios” de manzanilla, mandarinas, naranjas, melocotón, cacao y piñuelas. También otras frutas: limas, cidras, viscoyoles, chichimecas, y además plantas ornamentales: hoja de pacaya, pie de gallo; ramas de pino y ciprés. Todas estas frutas y plantas dan al nacimiento un agradable olor que resulta una relevante caracterí­stica del mismo. 


El segundo tipo de nacimiento que hemos mencionado se aparta del tradicional popular, ya que no representa la adoración de los pastores de la región ante la representación del misterio de la Navidad. Se trata en este caso de representar el hecho histórico del advenimiento del Mesí­as, y por eso la escenografí­a y el conjunto de figuras se rige por la temática bí­blica. De acuerdo con esta última, se incluye en la escena no solo el misterio del Nacimiento, sino también el misterio de la Anunciación. Y como una nota anacrónica se hace aparecer en la escena del nacimiento la figura de San Francisco de Así­s, a quien se le reconoce como iniciador de la tradición del nacimiento. En el tercer tipo encontramos una proyección consciente del paisaje rural visto por personas citadinas, que generalmente se sienten apegadas a determinadas regiones las cuales reproducen. En algunos casos se identifica la hacienda o finca, sus trabajadores, la casa de los propietarios, el pueblo cercano con sus caracterí­sticas geográficas, mostrando al mismo tiempo escenas de la vida cotidiana de sus moradores. 


Nos encontramos ante obras de gran tamaño que hacen gala de la calidad de los pastores especialmente encargados a connotados artistas populares; particularmente las figuras del Misterio son valiosas obras escultóricas de imaginerí­a colonial, herencia familiar. 


II. Los cantos de Nochebuena. Las posadas. 


El pueblo de Guatemala y de la Nueva Guatemala de la Asunción en especial, canta durante todo el mes de diciembre. El gran ciclo de fiestas se abre el dí­a siete de diciembre con la quema del Diablo, una ceremonia propiciatoria por medio de la cual se purifican las fiestas que se aproximan: las de la Virgen de Concepción (6-10 de Diciembre), las de la Virgen de Guadalupe (12-13 de diciembre) y las fiestas de Nochebuena. Las fiestas de Nochebuena se principian con las posadas. El peregrinaje de la Santa Pareja por las casas y calles de los barrios viejos de las urbes y los campos de Guatemala. Y se cantan viejas canciones cuyas raí­ces se hunden en la historia del arte popular occidental. 




Afuera de la casa 


En nombre del cielo 


Pedimos posada, 


Pues no puede andar 


Ya, mi esposa amada. 


Adentro de la casa 


Aquí­ no es mesón, 


Sigan adelante. 


Yo no puedo abrir, 


No sea algún tunante. 


Afuera 


No sean ingratos, 


Tenga caridad, 


Que el Dios de los cielos 


Se los premiará. 


Adentro 


Ya se pueden ir 


Y no molestar 


Porque si me enojo 


Los voy a somatar. 


Afuera 


Venimos rendidos 


Desde Nazaret, 


Yo soy carpintero 


Me llamo José 


(……………..) 


Afuera 


Mi esposa Marí­a 


Es reina del cielo 


Pues, madre va a ser 


Del Divino Verbo. 


Adentro 


¿Eres tú José? 


¿Eres tú Marí­a? 


Entren peregrinos, 


No los conocí­a. 


Todos 


Entre santos peregrinos 


Y reciban por mansión 


No nuestra pobre casa 


Sino nuestro corazón. 











Terminadas las posadas y habiendo nacido el Niño Jesús entre tarlatana, aserrí­n teñido, musgo y hoja de pacaya, frente a los nacimientos, se inicia la Novena del Niño. Viejos y niños, acompañados por chinchines, tortugas, pitos de barro, y cuando se puede, por un destartalado armonio, repiten rezos y cantos legados por la tradición. He aquí­ algunos recogidos en los Viejos Barrios de la ciudad: 











Zegales y pastorcitos 


Al Niño vamos a ver 


Con pitillos y tambores 


Mostrando nuestro placer. 






Los pastorcillos del valle 


Venimos a conocer 


Al Mesí­as que ha nacido 


En el portal de Belén. 






Pastores, pastores 


Vamos a Belén 


A ver a Marí­a 


Y al Niño también. 


Sandalias quiere el niño 


Para comenzar a andar, 


Háganselas bien hechitas, 






No se vaya a tropezar. 


Que bonito el naranjito 


Copadito de azahar, 


Donde se sienta la Virgen 


Con aguja y su dedal, 


A coserle los pañales 


Al niñito Baltasar. 






señora Santa Ana, 


Señor San Joaquí­n 


Escondan al niño 


Por el tacuazí­n. 






-Señora Santa Ana 


¿por qué llora el Niño? 


por una manzana 


que se le ha perdido. 


-Que no llore, pues 


yo le daré dos, 


una para el niño 


y otra para vos. 






La Virgen lavaba 


San José tendí­a 


Y el niño lloraba 


Del frí­o que hací­a. 






Vamos, pastorcitos 


Vamos a adorar 


Al Rey de los Cielos 


Que ha nacido ya. 






Esta si que es Noche Buena 


Noche de comer tamales 


Y en mi casa no los hacen 


Por falta de maí­z y achiote. 











III. Alabados populares guatemaltecos 


Antiguos cantos cuyo origen se remonta al Siglo de Oro de la literatura española, hoy popularizados, se encuentran en los barrios tradicionales y en los campos de Guatemala. He aquí­ dos ejemplos: 







Señora doña Marí­a 


Yo vengo de la llanura 


Y a su Niñito le traigo 


Una frutita madura. 


Ya viene el dí­a 


Ya amaneció 


Los gallos cantan: 


Cristo nació. 


Doña Marí­a 


De muy lejos vengo aquí­ 


Y a su niñito le traigo 


Un gallo quiquiriquí­. 


Yo vengo doña Marí­a, 


De allá de las limonadas 


Y a su niñito le traigo 


Trapos para sus pañales 


Señora doña Marí­a 


Deje acercarme un poquito 


Y sin despertar al Niño 


Besarle los piecitos. 


Niñito chiquití­o 


Todos te regalan algo 


Yo soy pobre y nada tengo, 


Te traigo mi corazón. 


(Recogido en el Barrio de la Parroquia). 


En los brazos de la luna 


Está dormidito el sol, 


Qué dichosa es la Virgen 


Que así­ tiene al niño Dios! 


Esta noche es Nochebuena 


Esta noche no se duerme 


Acaso duermen las aves 


Cuando el sol alumbra? 


(Recogido en el Barrio de la Candelaria). 







IV. Las leyendas de la huida a Egipto 


Ya nacido el Niño Dios en el pesebre, los viejos-viejí­simos de la Nueva Guatemala de la Asunción, representan durante ocho dí­as la novena de la Huí­da a Egipto. He aquí­ dos leyendas que se cuentan al pie del altar doméstico en donde San José, la Virgen y el Niño, huyen de la furia de Herodes, entre serrí­n y tarlatana. 




La Virgen Marí­a y el agua de Coco 


“Te voy a contar, pues, esta leyenda. Esto sucedió en la Huí­da a Egipto. Iba la Virgen, San José; entonces pasaron, estaba una banda de ladrones en la que estba Dimas; y habí­an hecho un pacto, que no se le hací­a daño ni a una mujer ni a un anciano ni a un niño entonces, pidieron allí­ posada, y… salió Dimas y los atendió y entraron y los alojaron. 


Entonces les dice Dimas: -Hay que atenderlos. Y agarró al niño, lo chinió y lo acarició, y en eso dijeron que lo único que allí­ habí­a era que no habí­a agua. Entonces dijo la Virgen: -Vamos a caminar, vamos a conocer esta gran extensión tan linda. Y se fueron con ellos y Dimas les fue a enseñar. Cuando vieron eran solo, solo palmeras, palmeras y cocales. Entonces dice la Virgen: -¿Por qué dicen que aquí­ no hay agua? ¡Claro que hay agua! -¿Pero dónde?, dicen ellos, si por eso es que tenemos que viajar demasiado para ir a traer agua, y por eso era que no les querí­amos dar posada. Entonces ella les dijo que bajaran de esa fruta. Entonces ella les dijo que bajaran de esa fruta; que la pelaran. Entonces ella viene, y apretó. Le puso los tres dedos a una fruta, o sea un coco, y dice mi tí­a que inmediatamente brotó agua de”sa fruta, y desde entonces es que tomamos el agua de coco, que es bendita, porque la Virgen le hizo las tres señitas, por eso el coco tiene los tres dedos de la Virgen”. 



La Sagrada Familia y la Higuera 


“También en la”huida a Egipto cuenta que iba, iba la Sagrada Familia, digamos verdá? Para, porque cuando Herodes perseguí­a al Niño, entonces dicen que se atravesaron el desierto, y oyeron que los iban persiguiendo. Entonces una higuera dice que, ellos que pasaban y la higuera que se dobla para esconderlos, y pasaron los soldados de Herodes en tropel, y no los vieron. Todaví­a se quedaron, eh, espantados, admirados de qué se habí­an hecho cuando era ya tan cerca que los llevaban. Entonces, al a San José se le oye una voz que le dice: -Regresa, regresa, cambia de camino. 


Y regresaron ellos pues, y dejan a los soldados, y ya no, y así­ fue cuando ya no los encontraron, y lograron llegar a otra ciudad en donde estuvieron allí­ por mucho tiempo, hasta que supieron la muerte de Herodes”. 


Los Pañalitos del Niño-Dios 


“Bueno, les voy a contar el cuento de los pañalitos del Niño Dios. Dicen que cuando la Virgen salió con el niño, iba a la”huida a Egipto entonces ella no hallaba ya que pañalitos ponerle al Niño. Todos iban sucios, todos shuquitos, en fin. Entonces ella, dijo: Ay aquí­ siquiera hubiera agua para lavar los pañalitos de mi Niño. Entonces se sentó bajo una palmera, y puso al niño a llevar sol allí­ con sus pañalitos todos mojaditos, entonces el niño, donde ella lo dejó, con sus carcañalitos y eh, fue haciendo hoyito en la tierra y allí­ fue brotando el agua verdá? 


Y la Virgen se puso feliz cuando vio que ya habí­a agua, para lavar los pañalitos de su niño después que los lavó, los secó, entonces ya tuvo como cambiarlo y siguieron su camino, huyendo de Herodes”. 



IV. Comidas y bebidas tradicionales 


Cada una de las manifestaciones populares de Nochebuena en la Nueva Guatemala de la Asunción, se acompaña de bebidas y comidas de antiguas raí­ces, que combinan tanto la herencia mestiza como la indí­gena. Después de los rezados de la Virgen de Concepción, en los atrios de las iglesias se levantan puestos de vendedores de buñuelos, batido y ponche, bebidas y comidas populares que se consumen también en el rezado de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre. 


Por otra parte, al concluir las posadas, y las Novenas al Niño Dios, se sirven tamalitos de cambray, chuchitos, tamalitos de aní­s, tamalitos torteados, o bien tamalitos paches, acompañados de bebidas tales como batido, ponche, chocolate o café con canela. 


La tradición culinaria de la Nochebuena culmina en los viejos barrios de la Nueva Guatemala de la Asunción, con la cena de gallo, la cual consiste básicamente en tamales colorados -que son salados- y tamales negros -dulces-, y que pueden ser de gallina o de marrano- más el ponche de frutas como bebida acompañante y pan dulce y desabrido. Como tercer y último plato, se sirve manzanilla en dulce. Cabe destacar, además, del licor blanco -“guaro”, “barranco” o “cusha”- con el que se escancia cada una de estas tradiciones populares de la Nochebuena en nuestra bicentenaria ciudad.


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