¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios
y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas
tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan
tu amparo; escucha la oración que con filial confianza
te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único
redentor nuestro.

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